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león felipe    Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes en el cieno de la tierra,
y luego centelleas bajo los cascos,
y bajo las ruedas;
como tú, 
que no has servido
para ser ni piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña y ligera...
     gafas


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La distraída

No estás ya aquí. Lo que veo 
de ti, cuerpo, es sombra, engaño. 
El alma tuya se fue 
donde tú te irás mañana. 
Aún esta tarde me ofrece 
falsos rehenes, sonrisas 
vagas, ademanes lentos, 
un amor ya distraído. 
Pero tu intención de ir 
te llevó donde querías 
lejos de aquí, donde estás 
diciéndome: 
«aquí estoy contigo, mira». 
Y me señalas la ausencia.
 
  Pedro Salinas 
   

 Pedro Salinas Serrano

1891 - 1951

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 Francisco Villaespesa   SONETILLO
EL POETA RECUERDA

Sus frases nunca me hirieron
y siempre me consolaron...
¡Heridas que otras me abrieron,
sus propias manos cerraron!

Aun cuando penaba tanto,
tan buena conmigo era,
que hasta me ocultaba el llanto
para que yo no sufriera.

Con su infinita ternura,
mi más intensa amargura
supo siempre consolar...

¡Y qué buena no sería,
que al morirse sonreía
para no verme llorar!
 Francisco Villaespesa Martín    
 1877 - 1936  
 

    
EL EMBARGO
 
Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos,
no le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo…
 
Si venís antiayel a afligila 

sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s’ha muerto!
 
¡Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero: 

lo he gastao en comías pa ella 

y en boticas que no le sirvieron; 

y eso que me quea, 

porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando, 

ya me está gediendo!
 
Embargal esi sacho de pico, 

y esas jocis clavás en el techo, 

y esa segureja 

y ese cacho e liendro…
 
¡Jerramientas, que no quedi una! 

¿Ya pa qué las quiero? 

Si tuviá que ganalo pa ella, 

¡cualisquiá me quitaba a mí eso! 

Pero ya no quio vel esi sacho, 

ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja
ni ese cacho e liendro…
 
¡Pero a vel, señol jues: cuidaíto
si alguno de ésos 

es osao de tocali a esa cama
ondi ella s’ha muerto: 

la camita ondi yo la he querío 

cuando dambos estábamos güenos; 

la camita ondi yo la he cuidiau, 

la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo 

y una nochi muerto!
 
¡Señol jues: que nenguno sea osao 

de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo!
Lleváisoslo todu, 

todu, menus eso, 

que esas mantas tienin 

suol de su cuerpo… 

¡y me güelin, me güelin a ella
ca ves que las güelo!…
José M. Gabriel 
   

 José María Gabriel y Galán

1870 - 1905

 



 Memoria de la melancolía, Losada S.A., Editorial, Buenos Aires, 1970, Biografía
 
“Nos aficionamos a gente que se debe morir y a cosas que se
van a quedar. Yo no quedaré, pero cuando yo no recuerde,
recordad vosotros (...) Recordad que mi mano derecha se abrió
siempre. Recordad que no era fácil el diálogo ni la paciencia y
que todo se venció hasta los límites y más allá. Cuando penséis
en mis pecados, tenéis que sentir la misma piedad que yo por
los vuestros. Cuando yo todo lo olvide y cante como mi abuela
con la última luz de la memoria, perdonadme vosotros, los que
os agarrásteis  a mi vestido con vuestras manitas tan
pequeñas"
María Teresa León 
 

 María Teresa León Goyri

1903 - 1988


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