Así es mi vida, piedra, como tú. Como tú, piedra pequeña; como tú, piedra ligera; como tú, canto que ruedas por las calzadas y por las veredas; como tú, guijarro humilde de las carreteras; como tú, que en días de tormenta te hundes en el cieno de la tierra, y luego centelleas bajo los cascos, y bajo las ruedas; como tú, que no has servido para ser ni piedra de una lonja, ni piedra de una audiencia, ni piedra de un palacio, ni piedra de una iglesia; como tú, piedra aventurera; como tú, que tal vez estás hecha sólo para una honda, piedra pequeña y ligera... |
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La distraída No estás ya aquí. Lo que veo de ti, cuerpo, es sombra, engaño. El alma tuya se fue donde tú te irás mañana. Aún esta tarde me ofrece falsos rehenes, sonrisas vagas, ademanes lentos, un amor ya distraído. Pero tu intención de ir te llevó donde querías lejos de aquí, donde estás diciéndome: «aquí estoy contigo, mira». Y me señalas la ausencia. |
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Pedro Salinas Serrano 1891 - 1951 |
SONETILLO EL POETA RECUERDA Sus frases nunca me hirieron y siempre me consolaron... ¡Heridas que otras me abrieron, sus propias manos cerraron! Aun cuando penaba tanto, tan buena conmigo era, que hasta me ocultaba el llanto para que yo no sufriera. Con su infinita ternura, mi más intensa amargura supo siempre consolar... ¡Y qué buena no sería, que al morirse sonreía para no verme llorar! |
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Francisco Villaespesa Martín | ||
1877 - 1936 |
EL EMBARGO Señol jues, pasi usté más alantiy que entrin tos esos,no le dé a usté ansiano le dé a usté mieo… Si venís antiayel a afligila sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s’ha muerto! ¡Embargal, embargal los avíos,que aquí no hay dinero: lo he gastao en comías pa ella y en boticas que no le sirvieron; y eso que me quea, porque no me dio tiempo a vendello,ya me está sobrando, ya me está gediendo! Embargal esi sacho de pico, y esas jocis clavás en el techo, y esa segureja y ese cacho e liendro… ¡Jerramientas, que no quedi una! ¿Ya pa qué las quiero? Si tuviá que ganalo pa ella, ¡cualisquiá me quitaba a mí eso! Pero ya no quio vel esi sacho, ni esas jocis clavás en el techo,ni esa segurejani ese cacho e liendro… ¡Pero a vel, señol jues: cuidaítosi alguno de ésos es osao de tocali a esa camaondi ella s’ha muerto: la camita ondi yo la he querío cuando dambos estábamos güenos; la camita ondi yo la he cuidiau, la camita ondi estuvo su cuerpocuatro mesis vivo y una nochi muerto! ¡Señol jues: que nenguno sea osao de tocali a esa cama ni un pelo,porque aquí lo jincodelanti usté mesmo!Lleváisoslo todu, todu, menus eso, que esas mantas tienin suol de su cuerpo… ¡y me güelin, me güelin a ellaca ves que las güelo!… | ||
José María Gabriel y Galán 1870 - 1905 |
Memoria de la melancolía, Losada S.A., Editorial, Buenos Aires, 1970, Biografía “Nos aficionamos a gente que se debe morir y a cosas que se van a quedar. Yo no quedaré, pero cuando yo no recuerde, recordad vosotros (...) Recordad que mi mano derecha se abrió siempre. Recordad que no era fácil el diálogo ni la paciencia y que todo se venció hasta los límites y más allá. Cuando penséis en mis pecados, tenéis que sentir la misma piedad que yo por los vuestros. Cuando yo todo lo olvide y cante como mi abuela con la última luz de la memoria, perdonadme vosotros, los que os agarrásteis a mi vestido con vuestras manitas tan pequeñas" | |
María Teresa León Goyri 1903 - 1988 |